¿Qué queremos decir con “espacio seguro”?
Nos referimos a este espacio seguro que cada día, en cada sesión, en cada encuentro construimos alrededor de nosotros dos, alrededor de nuestra relación. Al principio será extraño y quizás incómodo tendrás que encontrarte con tus miedos y tus resistencias sin saber muy bien para que estás allí y sin conocer a la otra persona a la que estás confiando tu intimidad.
Este espacio seguro lo iremos creando poco a poco:
- Yo te tiendo una red donde te puedas dejar caer y tú me tenderás tu confianza para que puedas hacerlo (dejarte caer).
- Te daré un linterna para que puedas iluminar lo oscuro de tu alma, pero tú la encenderás cuando estés preparado para ver más allá.
- Te indicaré las ventanas pero tu las abrirás cuando quieras ventilarte.
Este espacio seguro es un camino que poco a poco iremos desbrozando juntos. Iremos quitando malas hierbas para que podamos ir viendo con claridad el camino.
Este viaje lo haremos juntos, porque yo no sé más de ti que tú mismo, que tú mismo/a. Y aunque parezca que yo estoy desde una atalaya mirando tu camino, en realidad yo también tengo miedo, también cometo errores y a veces tampoco sé por dónde ir. Por eso, desde la honestidad de ser como tú, una humana más en busca de sentido, me desnudo para decirte que en cada sesión tú serás el dueño, la dueña de tu camino.
Pero este espacio seguro no tiene como único objetivo crear una relación conmigo, donde tú puedas ir respondiendo a tus incertidumbres.
Este espacio tiene como máxima llegar a un espacio seguro interno, dentro de ti mismx.
Un espacio de escucha de tus necesidades, de respeto hacia ti misma/o, un espacio de calma, de cobijo, de paz. Un espacio a donde puedas recurrir cuando las dan malas y que sepas que siempre estará disponible para ti.
Este espacio seguro interno lo construiremos como se construye un templo, colocando cada piedra, cada pilar con cautela, con prudencia, adaptado a lo que necesites en cada momento, respetando tu ritmo, sin juicios de si está bien o podría estar mejor, mirándolo con cariño y con ternura, generando nuevos reductos y recuperando los que ya funcionan, con la certeza de que será auténticamente TUYO.
Para construir algo sagrado es necesario respeto para no apresurarse, paciencia porque las cosas van lentas, optimismo para no desalentarse cuando algo no salga como esperabas, esperanza porque te vas a tener que fiar de una construcción sin planos, visión de grandeza para ir a por lo MÁS grande que hay en ti y, por supuesto, muchas ganas de picar duro porque – no te voy a engañar – los templos requieren esfuerzo, sudor y lágrimas.
Pero te aseguro que cuando lo sientas vas a FLIPAR de lo impresionante que es.
Ana Salomón